jueves, 16 de abril de 2020

Prioridades de la Revolución Cubana en 2020



21 Brigadas cubanas en 20 países
La pandemia demuestra la necesidad de cooperación pese a las diferencias políticas

El impacto de la COVID-19 puede medirse ya y podrá evaluarse en el futuro por la impresionante cantidad de personas infectadas, por las cifras inaceptables de muertes, por el daño indiscutible a la economía mundial, a la producción, el comercio, el empleo y los ingresos personales de millones de personas. Es una crisis que rebasa con creces el ámbito sanitario

Autor: MINREX | internet@granma.cu

16 de abril de 2020 11:04:40
Los médicos cubanos acudieron de inmediato al llamado de ayuda de otros pueblos, sin más interés que salvar vidas. FOTO: ACN
Los médicos cubanos acudieron de inmediato al llamado de ayuda de otros pueblos, sin más interés que salvar vidas. Foto: ACN

El impacto de la COVID-19 puede medirse ya y podrá evaluarse en el futuro por la impresionante cantidad de personas infectadas, por las cifras inaceptables de muertes, por el daño indiscutible a la economía mundial, a la producción, el comercio, el empleo y los ingresos personales de millones de personas. Es una crisis que rebasa con creces el ámbito sanitario.

La pandemia llega y se propaga en un escenario previamente caracterizado por la abrumadora desigualdad económica y social entre y dentro de las naciones, con flujos migratorios y de refugiados sin precedentes; en el que la xenofobia y la discriminación racial vuelven a aflorar; y en el que los impresionantes avances de la ciencia y la tecnología, particularmente en materia de salud, se concentran cada vez más en el negocio farmacéutico y la comercialización de la medicina, en vez de dirigirse a asegurar el bienestar y la vida saludable de las mayorías.

Llega a un mundo lastrado por patrones de producción y consumo que se sabe son insostenibles e incompatibles con la condición agotable de los recursos naturales de los que depende la vida en el planeta, particularmente en los países más industrializados y entre las élites de los países en desarrollo.

Antes de que se identificara al primer enfermo, había 820 millones de personas hambrientas en el mundo, 2 mil 200 millones sin servicios de agua potable, 4 mil 200 millones sin servicios de saneamiento gestionados de forma segura y 3 mil millones sin instalaciones básicas para el lavado de las manos.

Ese escenario resulta más inadmisible cuando se conoce que a nivel global se emplean al año unos 618 mil 700 millones de dólares estadounidenses solo en publicidad, junto a un billón 8 mil millones de dólares estadounidenses en gasto militar y de armamentos, que resultan totalmente inútiles para combatir la amenaza de la COVID-19, con sus decenas de miles de muertes.

El virus no discrimina entre unos y otros. No lo hace entre ricos y pobres, pero sus efectos devastadores se multiplican allí donde están los más vulnerables, los de menos ingresos, en el mundo pobre y subdesarrollado, en los bolsones de pobreza de las grandes urbes industrializadas. Se siente con especial impacto ahí donde las políticas neoliberales y de reducción de los gastos sociales han limitado la capacidad del Estado en la gestión pública.

Cobra mayores víctimas donde se han recortado los presupuestos gubernamentales dedicados a la salud pública. Provoca mayor daño económico donde el Estado tiene pocas posibilidades o carece de opciones para salir al rescate de quienes pierden el empleo, cierran sus negocios y sufren la reducción dramática o el fin de sus fuentes de ingresos personales y familiares. En los países más desarrollados, produce más muertes entre los pobres, los inmigrantes y, específicamente en Estados Unidos, entre los afroamericanos y los latinos.

Como agravante, la comunidad internacional afronta esta amenaza global en momentos en que la mayor potencia militar, económica, tecnológica y comunicacional del planeta despliega una política exterior dirigida a atizar y promover los conflictos, las divisiones, el chovinismo y posiciones supremacistas y racistas.

En instantes en que enfrentar globalmente la pandemia requiere impulsar la cooperación y estimular el importante papel de las organizaciones internacionales, particularmente la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el actual gobierno de los Estados Unidos ataca al multilateralismo y busca descalificar el reconocido liderazgo de la OMS. Continúa, además, en su mezquina intención de aprovechar el momento para imponer su dominación y agredir a países con cuyos gobiernos tiene discrepancias.

Son ejemplos ilustrativos las recientes y graves amenazas militares contra la República Bolivariana de Venezuela y la proclamación anteayer, por parte del presidente de los Estados Unidos, del Día y la Semana Panamericanos del 14 al 18 de abril, acompañada de declaraciones neocoloniales e inspiradas en la Doctrina Monroe contra Venezuela, Nicaragua y Cuba, en recordación de la Conferencia Panamericana, condenada hace 130 años por José Martí. Por esos mismos días, se produjeron, en 1961, los combates de Playa Girón.

Otro ejemplo es el ataque inmoral y persistente contra el esfuerzo cubano de brindar solidaridad a aquellos países que han solicitado cooperación para enfrentar la COVID-19. En vez de dedicarse a promover la cooperación y estimular una respuesta conjunta, altos funcionarios del Departamento de Estado de ese país dedican su tiempo a emitir declaraciones de amenaza contra aquellos gobiernos que, ante el drama de la pandemia, optan soberanamente por solicitar ayuda a Cuba.

Estados Unidos comete un crimen y lo saben sus funcionarios cuando, al atacar en medio de una pandemia la cooperación internacional que brinda Cuba, se propone privar a millones de personas del derecho humano universal a los servicios de salud.

La dimensión de la actual crisis nos obliga a cooperar y a practicar la solidaridad, incluso reconociendo diferencias políticas. El virus no respeta fronteras ni ideologías. Amenaza la vida de todos y es de todos la responsabilidad de enfrentarlo. Ningún país debería asumir que es suficientemente grande, rico o poderoso para defenderse por sí solo, en aislamiento y desconociendo los esfuerzos y las necesidades de los demás.

Es urgente compartir y ofrecer información de valor y confiable.

Hay que dar los pasos que permitan coordinar la producción y distribución de equipamiento médico, medios de protección y medicinas, con un sentido de justicia. Aquellos países con mayor disponibilidad de recursos deben compartir con los más afectados y con los que llegan a la pandemia menos preparados.

Con ese enfoque se trabaja desde Cuba. Con él se intenta aportar la humilde contribución de una nación pequeña, con escasas riquezas naturales y sometida a un largo y brutal bloqueo económico. Hemos podido acumular durante décadas experiencia en el desarrollo de la cooperación internacional en materia de salud, reconocida generosamente por la Organización Mundial de la Salud y nuestras contrapartes.

En las últimas semanas, hemos respondido a solicitudes de cooperación sin detenernos a evaluar coincidencias políticas o ventajas económicas. Hasta el momento, se han destinado 21 brigadas de profesionales de la salud para sumarse al esfuerzo nacional y local de 20 países,   que se añaden o refuerzan a las brigadas de colaboración médica en 60 naciones, que se han incorporado al esfuerzo de combatir esta enfermedad en donde ya prestaban servicios.

También hemos compartido algunos de los medicamentos producidos por la isla que, según nuestra práctica, tienen eficacia probada en la prevención o el tratamiento de la enfermedad.  Adicionalmente, nuestro personal médico ha participado desde Cuba y vía teleconferencias en consultas y debates sobre tratamientos específicos para pacientes o grupos particulares de estos en varios países.

Ese esfuerzo se lleva a cabo sin descuidar la responsabilidad de proteger a la población cubana, lo cual se cumple con rigor pese a las inmensas limitaciones que impone el bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos. Todo el que desee conocer, encontrará los datos que sustentan esta afirmación, pues son públicos. Todo el que tenga un ápice de decencia, comprenderá que el bloqueo plantea a Cuba una presión extraordinaria para garantizar los insumos materiales y los equipos que sostienen el sistema de salud pública y las condiciones específicas para enfrentar esta pandemia.

Un ejemplo reciente fue el de un cargamento de ayuda procedente de China que no pudo trasladarse a Cuba porque la empresa transportista alegó que el bloqueo económico de los Estados Unidos se lo impedía. Frente a él, altos funcionarios del Departamento de Estado han tenido la desvergüenza de declarar que los Estados Unidos sí exportan a Cuba tanto medicinas como equipos médicos.  No son capaces, sin embargo, de respaldar esas falsedades con un solo ejemplo de alguna transacción comercial entre los dos países.

Es sabido y está más que fundamentado que el bloqueo económico es el principal obstáculo para el desarrollo de Cuba, para la prosperidad del país y para el bienestar de los cubanos. Esa dura realidad, que se debe única y exclusivamente a la empecinada y agresiva conducta del gobierno de los Estados Unidos, no nos impide ofrecer nuestra ayuda solidaria. No la negamos a nadie, ni siquiera a ese país que tanto daño nos provoca, si fuera el caso.

Cuba tiene el convencimiento de que el momento reclama cooperación y solidaridad. Sostiene que un esfuerzo internacional y políticamente desprejuiciado para desarrollar y compartir la investigación científica y para intercambiar las experiencias de diversos países en la labor preventiva, la protección de los más vulnerables y las prácticas de conducta social, ayudará a acortar la duración de la pandemia y a reducir el ritmo de las pérdidas de vidas. Cree firmemente que el papel y el liderazgo de las Naciones Unidas y de la Organización Mundial de la Salud son imprescindibles.

La expansión viral se detendrá eventualmente, más rápido y con menos costo, si actuamos de conjunto.

Quedará entonces la crisis económica y social que viene provocando a su paso y cuyas dimensiones nadie es capaz de vaticinar con certeza.

No puede esperarse a ese momento para aunar voluntades en aras de superar los grandes problemas y amenazas que encontraremos y responder a los que arrastramos desde antes que la pandemia comenzara a cobrar las primeras vidas.

Si no se garantiza para los países en desarrollo el acceso a la tecnología que suele concentrarse en los países más industrializados, incluyendo especialmente en el ámbito de la salud, y si estos no se disponen a compartir sin restricciones y egoísmos los avances de la ciencia y sus productos, la inmensa mayoría de la población del planeta quedará tan o más expuesta que hoy, en un mundo cada vez más interconectado.

Si no se eliminan las medidas económicas coercitivas motivadas por razones políticas contra países en desarrollo y si a estos no se les exonera la agobiante e impagable deuda externa y se les libra del tutelaje despiadado de las organizaciones financieras internacionales, no se podrá confiar en la ilusión de que habrá una mejor capacidad de respuesta a las desigualdades económicas y sociales que, aun sin pandemia, matan cada año a millones, sin discriminar niños, mujeres o ancianos.

La amenaza a la paz y la seguridad internacional es real y las agresiones constantes contra determinados países la agravan.

Es muy difícil esperar que el fin eventual de la pandemia conducirá a un mundo más justo, más seguro y más decente si la comunidad internacional, representada por los gobiernos de cada país, no se apresura desde ahora a conciliar y adoptar decisiones que hasta el momento han demostrado ser tercamente evasivas.

Quedará también la incertidumbre sobre cuán preparada estará la Humanidad para la próxima pandemia.

Aún es tiempo de actuar y de movilizar la voluntad de los que hoy tienen la responsabilidad de hacerlo.  Si se deja para las futuras generaciones, podrá ser demasiado tarde.

La Habana, 16 de abril de 2020



Prioridades en la agenda del Gobierno cubano, más allá de la covid-19

En medio del actual escenario que ha impuesto la covid-19 en el país, el Presidente de la República y el Primer Ministro encabezaron en la mañana de este jueves un encuentro de trabajo, a través de videoconferencia, con los gobernadores, vicegobernadores y el intendente del municipio especial Isla de la Juventud

Autor: Yaima Puig Meneses | internet@granma.cu

17 de abril de 2020 00:04:00
Díaz-Canel precisó que en los próximos días será imprescindible trabajar cada vez con más rigor, precisión, exigencia, disciplina, entrega, sacrificio y detalle. Foto: Estudios Revolución
Díaz-Canel precisó que en los próximos días será imprescindible trabajar cada vez con más rigor, precisión, exigencia, disciplina, entrega, sacrificio y detalle. Foto: Estudios Revolución

En medio del actual escenario que ha impuesto la covid-19 en el país, el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, encabezaron en la mañana de este jueves un encuentro de trabajo, a través de videoconferencia, con los gobernadores, vicegobernadores y el intendente del municipio especial Isla de la Juventud; donde se evaluaron temas de vital trascendencia para la vida económica y social de la nación, con especial seguimiento a las acciones y medidas para prevenir y enfrentar el nuevo coronavirus.

Como primer punto de la reunión, en la cual también participaron el vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa; el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo Hernández; así como viceprimeros ministros y titulares de varios sectores, se analizó el cumplimiento de los planes integrales de enfrentamiento a las ilegalidades de carácter urbanístico al cierre de 2019 por parte de las administraciones locales del Poder Popular provinciales y municipales, donde La Habana tiene el mayor inventario.

Al referirse a la erradicación de nuevas ilegalidades detectadas durante el pasado año, el presidente del Instituto de Planificación Física, Samuel Rodiles Planas, detalló que también en este caso es La Habana la provincia donde se aprecian menores resultados, seguida de Artemisa, Mayabeque y Pinar del Río. Asociado a ello, ejemplificó con diferentes lugares donde se continúan construyendo viviendas de manera ilegal, del tipo «llega y pon», y que no son enfrentadas por los gobiernos con la inmediatez requerida, lo cual genera impunidad.

La viceprimera ministra, Inés María Chapman Waugh, valoró que la mayor incidencia en el actual escenario está en el movimiento de personas hacia determinadas zonas donde se están levantando viviendas improvisadas; un hecho que urge enfrentar de inmediato, pues además de generar un conjunto de acciones ilegales relacionadas con los servicios básicos a la población, complejiza el enfrentamiento a la actual situación epidemiológica que vive el país.

En tal sentido, el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, significó que el análisis de la erradicación de las ilegalidades no puede ser solo estadístico, se requiere identificar las causas que las provocan y profundizar en ellas, al tiempo que urge definir la naturaleza de las ilegalidades que han ido

envejeciendo en el tiempo y no acaban de solucionarse. Esta batalla –dijo– no solo se gana con la erradicación de las ilegalidades existentes, sino también con evitar que surjan otras nuevas.

Hace falta más firmeza y combatividad para enfrentar este problema –insistió– y también denuncia oportuna cuando comiencen a aparecer los problemas.
Foto: Estudios Revolución

COMERCIO INTERIOR A DEBATE

Otro tema a debate en la videoconferencia fue el cumplimiento de la circulación mercantil minorista que, según detalló la ministra del Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, al cierre del mes de marzo se cumplió al 85,3 %, cifra inferior a igual periodo del año anterior. Las provincias de Artemisa, Matanzas, Camagüey, La Tunas, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo se comportan por debajo de esta media, destacó.

Sobre el proceso de perfeccionamiento iniciado en el comercio y la gastronomía, señaló que se aprecia el trabajo realizado por los territorios, aunque todavía resulta insuficiente el acompañamiento de las estructuras provinciales a las municipales.

Sobre este asunto, el viceprimer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca enfatizó en que urge explotar todas las capacidades y potencialidades de que disponemos en los centros de elaboración, y buscar cómo ofrecer una mayor oferta de alimentos al pueblo. Asimismo, comentó que se debe medir la eficiencia de la circulación mercantil a partir de los ingresos en el banco, al tiempo que sugirió que es el momento de revisar todos los inventarios ociosos que tenemos.

En cuanto a las medidas de perfeccionamiento, destacó que requieren de una atención diferenciada por parte de los gobiernos, con fechas de cumplimiento de las mismas y un cambio de enfoque en la manera en que se tratan.

Enlazando este tema con la actual situación del nuevo coronavirus, el Primer Ministro enfatizó en que «las medidas de aislamiento social que se han aplicado no significan que no se venda; son medidas asociadas a disminuir la presencia de personas en la calle» y la indicación es que se mantengan abiertas las instalaciones gastronómicas, acercando los servicios a las comunidades.

De igual manera, acentuó que se debe aprovechar el actual contexto que vive el país para garantizar el perfeccionamiento iniciado en la gastronomía. «Este es el momento para analizar y trabajar con mayor intencionalidad», apuntó.
Foto: Estudios Revolución

POLÍTICA DE LA VIVIENDA, PRIORIDAD PARA EL PAÍS

Otro tema debatido durante la jornada de este jueves fue la marcha de la Política Nacional de la Vivienda al concluir el primer trimestre del año. Al respecto, la directora general de la Vivienda, Vivian Rodríguez Salazar, informó que se concluyeron por diferentes vías 9 558 viviendas, lo cual representa el

23 % del plan anual, y la mayor cantidad se corresponde con los inmuebles edificados por esfuerzo propio.

De manera detallada se evaluaron los temas relacionados con el otorgamiento y ejecución de subsidios para la construcción de células básicas habitacionales; la atención a las madres con tres o más hijos como parte del Programa de la Dinámica Demográfica; la rehabilitación; la erradicación de pisos de tierra y cuarterías; así como la recuperación de las afectaciones climatológicas.

Detalló también, Rodríguez Salazar, que en cuanto a los recursos de balance nacional los reglones más críticos son el acero, el alambrón y sus derivados, de ahí su insistencia en el empleo de tecnologías que no dependan de estos materiales y darle prioridad al empleo de las producciones locales en función de los recursos disponibles.

En cuanto a la fabricación local de materiales, refirió que existen cinco municipios en el país que no cuentan con las capacidades para producir los necesarios para edificar una vivienda diaria.

El ministro de la Construcción, René Mesa Villafaña, destacó que en la adaptación de locales se puede hacer todavía bastante para incrementar el número de viviendas concluidas y, además, disminuir el consumo de acero y cemento.

Acerca de este punto el Primer Ministro subrayó que en medio de la situación actual no ha dejado de ser una prioridad el programa de la vivienda, todo lo contrario.

De vital consideró el seguimiento y atención que se concede a este asunto para darle un vuelco a la situación. Los análisis deben estar concentrados, fundamentalmente –valoró–, en lo que no hemos hecho, en lo que nos falta por hacer, y de manera autocrítica y objetiva sobre esta situación.
Foto: Estudios Revolución

PREVENIR Y ENFRENTAR DESDE LA SALUD

Posteriormente, el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, actualizó a los participantes sobre la situación de la covid-19 en el mundo y en Cuba, donde al cierre del miércoles se reportaron 48 nuevos casos, tres fallecidos y 20 altas médicas. Informó sobre los nuevos eventos de transmisión local que se registran en el país, entre ellos, uno en un hogar de ancianos de la ciudad de Santa Clara.

En detalle explicó la situación que presenta cada una de las provincias y el municipio especial Isla de la Juventud, con cuyas autoridades –dijo– se analizan y discuten diariamente problemas y vulnerabilidades que pudieran existir.

El viceprimer ministro Roberto Morales Ojeda insistió en la necesaria percepción de riesgo y la importancia de que se comprenda el verdadero significado del aislamiento social, pues todavía permanecen muchas personas en las calles. El creciente número de casos asintomáticos que en la actualidad se contabilizan incrementa el riesgo de contraer la enfermedad, reflexionó.

Resaltó la calidad de la pesquisa, un elemento que consideró hay que trabajar con mucho más rigor; las acciones para identificar los contactos de pacientes confirmados; así como cumplir con el principio de que todos los casos que lleguen a los hospitales deben ser tratados como si padecieran la covid-19, hasta tanto se demuestre que no lo es.
Foto: Estudios Revolución

Asimismo, se refirió al funcionamiento de los centros dedicados a la vigilancia y el aislamiento epidemiológico, donde debe cumplirse con los protocolos establecidos. Estos no son albergues –puntualizó–, son centros donde se debe dar una atención médica constante a quienes se encuentren ingresados.

Igualmente, llamó la atención sobre la prioridad que se debe continuar prestando al tema del dengue y al resto de las arbovirosis, y continuar realizando todas las acciones establecidas para disminuir los riesgos que puedan ocasionar en la población.
Foto: Estudios Revolución

EN PALABRAS DE DÍAZ-CANEL: «TRABAJAR CON MÁS DISCIPLINA, ENTREGA Y SACRIFICIO»

Al realizar las conclusiones de la reunión, el Presidente Díaz-Canel insistió en el desempeño que debe existir desde las estructuras de Gobierno, tanto en las provincias como en los municipios, en el enfrentamiento a las ilegalidades, para lograr eliminar y atenuar el efecto nocivo que este tipo de hechos ocasiona. Asociado a ello, ejemplificó que en la actualidad, al complejo escenario que vive el país con la covid-19, se añade un grupo de personas vulnerables que se encuentran en comunidades ilegales.

De lo que estamos viviendo en estos momentos –dijo– estamos sacando conclusiones de diversos aspectos que, definitivamente, hay que resolver posterior a la pandemia.

Al referirse al plan de circulación mercantil minorista, enfatizó en la importancia de seguir combinando su análisis con el proceso de ordenamiento del sector del comercio y la gastronomía, que no se va a detener en las condiciones actuales.

Sobre la construcción de viviendas manifestó que es una de las actividades que no se van a paralizar. Incluso ahora, con más personas en las casas, acentuó el Jefe de Estado, hay más posibilidades de que se trabaje más y se puedan adelantar más viviendas, tanto por el sector estatal como por el de esfuerzo propio.

De inadmisible consideró, además, el hecho de que haya materiales acumulados que no se estén usando, sobre todo con riesgos de echarse a perder.

Reflexionó que nos estamos acercando en los próximos 15 días a la etapa más compleja de la pandemia, por lo que resulta imprescindible trabajar cada vez con más rigor, precisión, exigencia, disciplina, entrega, sacrificio y detalle.

Con especial énfasis, comentó la urgencia de accionar de manera adecuada en el funcionamiento interno de un grupo de instituciones de la Salud, en los centros donde se reciben personas para aislamiento, así como en la manera en que se han organizado algunas cosas para atender a la población vulnerable, y se han facilitado un grupo de servicios a la población.

El mandatario reiteró que se están creando nuevas capacidades de terapia intensiva y se trabaja en la selección y entrenamiento de los equipos médicos que van a trabajar en ellas. En tal sentido, insistió en la pertinencia de proteger adecuadamente, en todo momento, al personal de la salud y prepararlos para dominar protocolos y hábitos que necesariamente tienen que ser incorporados al trabajo.

El Presidente Díaz-Canel reiteró la necesidad de evitar aglomeraciones,  para lo cual resulta vital la organización de las colas, así como acercar cada vez más los productos a las comunidades. Subrayó, además, la importancia de perfeccionar el sistema de mensajería en las farmacias, de manera tal que este servicio garantice la entrega de los medicamentos a domicilio a las personas vulnerables.

Acerca de la comunicación social en tiempos de pandemia, instó a que en los portales web del ciudadano en las provincias se refleje de forma oportuna y veraz el enfrentamiento al nuevo coronavirus, no solo a nivel nacional, sino también de manera particular en cada territorio.

«Hoy lo que la gente busca son datos firmes, confiables, y entonces no puede ser que los portales de los ciudadanos estén desvinculados de eso. En ellos tiene que haber información de facilitación social sobre la covid-19», acotó.

Tiene que haber calidad y cantidad de información sobre el nuevo coronavirus –enfatizó–, sobre los protocolos que se establecen y las zonas de cuarentena en los territorios. Tampoco deben faltar precisiones respecto a cómo se traducen en las localidades las medidas adoptadas por el país, con informaciones precisas que desmientan falsas noticias.

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