21 Brigadas
cubanas en 20 países
La pandemia
demuestra la necesidad de cooperación pese a las diferencias políticas
El impacto de la COVID-19 puede medirse ya y
podrá evaluarse en el futuro por la impresionante cantidad de personas
infectadas, por las cifras inaceptables de muertes, por el daño indiscutible a
la economía mundial, a la producción, el comercio, el empleo y los ingresos
personales de millones de personas. Es una crisis que rebasa con creces el
ámbito sanitario
Autor: MINREX | internet@granma.cu
16 de abril de 2020 11:04:40
Los médicos cubanos acudieron de inmediato al
llamado de ayuda de otros pueblos, sin más interés que salvar vidas. FOTO: ACN
Los médicos cubanos acudieron de inmediato al
llamado de ayuda de otros pueblos, sin más interés que salvar vidas. Foto: ACN
El impacto de la COVID-19 puede medirse ya y
podrá evaluarse en el futuro por la impresionante cantidad de personas
infectadas, por las cifras inaceptables de muertes, por el daño indiscutible a
la economía mundial, a la producción, el comercio, el empleo y los ingresos
personales de millones de personas. Es una crisis que rebasa con creces el
ámbito sanitario.
La pandemia llega y se propaga en un escenario
previamente caracterizado por la abrumadora desigualdad económica y social
entre y dentro de las naciones, con flujos migratorios y de refugiados sin
precedentes; en el que la xenofobia y la discriminación racial vuelven a
aflorar; y en el que los impresionantes avances de la ciencia y la tecnología,
particularmente en materia de salud, se concentran cada vez más en el negocio
farmacéutico y la comercialización de la medicina, en vez de dirigirse a
asegurar el bienestar y la vida saludable de las mayorías.
Llega a un mundo lastrado por patrones de
producción y consumo que se sabe son insostenibles e incompatibles con la
condición agotable de los recursos naturales de los que depende la vida en el
planeta, particularmente en los países más industrializados y entre las élites
de los países en desarrollo.
Antes de que se identificara al primer
enfermo, había 820 millones de personas hambrientas en el mundo, 2 mil 200
millones sin servicios de agua potable, 4 mil 200 millones sin servicios de
saneamiento gestionados de forma segura y 3 mil millones sin instalaciones
básicas para el lavado de las manos.
Ese escenario resulta más inadmisible cuando
se conoce que a nivel global se emplean al año unos 618 mil 700 millones de
dólares estadounidenses solo en publicidad, junto a un billón 8 mil millones de
dólares estadounidenses en gasto militar y de armamentos, que resultan
totalmente inútiles para combatir la amenaza de la COVID-19, con sus decenas de
miles de muertes.
El virus no discrimina entre unos y otros. No
lo hace entre ricos y pobres, pero sus efectos devastadores se multiplican allí
donde están los más vulnerables, los de menos ingresos, en el mundo pobre y
subdesarrollado, en los bolsones de pobreza de las grandes urbes industrializadas.
Se siente con especial impacto ahí donde las políticas neoliberales y de
reducción de los gastos sociales han limitado la capacidad del Estado en la
gestión pública.
Cobra mayores víctimas donde se han recortado
los presupuestos gubernamentales dedicados a la salud pública. Provoca mayor
daño económico donde el Estado tiene pocas posibilidades o carece de opciones
para salir al rescate de quienes pierden el empleo, cierran sus negocios y
sufren la reducción dramática o el fin de sus fuentes de ingresos personales y
familiares. En los países más desarrollados, produce más muertes entre los
pobres, los inmigrantes y, específicamente en Estados Unidos, entre los
afroamericanos y los latinos.
Como agravante, la comunidad internacional
afronta esta amenaza global en momentos en que la mayor potencia militar,
económica, tecnológica y comunicacional del planeta despliega una política
exterior dirigida a atizar y promover los conflictos, las divisiones, el
chovinismo y posiciones supremacistas y racistas.
En instantes en que enfrentar globalmente la
pandemia requiere impulsar la cooperación y estimular el importante papel de
las organizaciones internacionales, particularmente la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el actual
gobierno de los Estados Unidos ataca al multilateralismo y busca descalificar
el reconocido liderazgo de la OMS. Continúa, además, en su mezquina intención
de aprovechar el momento para imponer su dominación y agredir a países con
cuyos gobiernos tiene discrepancias.
Son ejemplos ilustrativos las recientes y
graves amenazas militares contra la República Bolivariana de Venezuela y la
proclamación anteayer, por parte del presidente de los Estados Unidos, del Día
y la Semana Panamericanos del 14 al 18 de abril, acompañada de declaraciones
neocoloniales e inspiradas en la Doctrina Monroe contra Venezuela, Nicaragua y
Cuba, en recordación de la Conferencia Panamericana, condenada hace 130 años
por José Martí. Por esos mismos días, se produjeron, en 1961, los combates de
Playa Girón.
Otro ejemplo es el ataque inmoral y
persistente contra el esfuerzo cubano de brindar solidaridad a aquellos países
que han solicitado cooperación para enfrentar la COVID-19. En vez de dedicarse
a promover la cooperación y estimular una respuesta conjunta, altos
funcionarios del Departamento de Estado de ese país dedican su tiempo a emitir
declaraciones de amenaza contra aquellos gobiernos que, ante el drama de la
pandemia, optan soberanamente por solicitar ayuda a Cuba.
Estados Unidos comete un crimen y lo saben sus
funcionarios cuando, al atacar en medio de una pandemia la cooperación
internacional que brinda Cuba, se propone privar a millones de personas del
derecho humano universal a los servicios de salud.
La dimensión de la actual crisis nos obliga a
cooperar y a practicar la solidaridad, incluso reconociendo diferencias
políticas. El virus no respeta fronteras ni ideologías. Amenaza la vida de
todos y es de todos la responsabilidad de enfrentarlo. Ningún país debería
asumir que es suficientemente grande, rico o poderoso para defenderse por sí
solo, en aislamiento y desconociendo los esfuerzos y las necesidades de los
demás.
Es urgente compartir y ofrecer información de
valor y confiable.
Hay que dar los pasos que permitan coordinar
la producción y distribución de equipamiento médico, medios de protección y
medicinas, con un sentido de justicia. Aquellos países con mayor disponibilidad
de recursos deben compartir con los más afectados y con los que llegan a la pandemia
menos preparados.
Con ese enfoque se trabaja desde Cuba. Con él
se intenta aportar la humilde contribución de una nación pequeña, con escasas
riquezas naturales y sometida a un largo y brutal bloqueo económico. Hemos
podido acumular durante décadas experiencia en el desarrollo de la cooperación
internacional en materia de salud, reconocida generosamente por la Organización
Mundial de la Salud y nuestras contrapartes.
En las últimas semanas, hemos respondido a
solicitudes de cooperación sin detenernos a evaluar coincidencias políticas o
ventajas económicas. Hasta el momento, se han destinado 21 brigadas de
profesionales de la salud para sumarse al esfuerzo nacional y local de 20
países, que se añaden o refuerzan a las
brigadas de colaboración médica en 60 naciones, que se han incorporado al
esfuerzo de combatir esta enfermedad en donde ya prestaban servicios.
También hemos compartido algunos de los
medicamentos producidos por la isla que, según nuestra práctica, tienen
eficacia probada en la prevención o el tratamiento de la enfermedad. Adicionalmente, nuestro personal médico ha
participado desde Cuba y vía teleconferencias en consultas y debates sobre
tratamientos específicos para pacientes o grupos particulares de estos en
varios países.
Ese esfuerzo se lleva a cabo sin descuidar la
responsabilidad de proteger a la población cubana, lo cual se cumple con rigor
pese a las inmensas limitaciones que impone el bloqueo económico, comercial y
financiero de los Estados Unidos. Todo el que desee conocer, encontrará los
datos que sustentan esta afirmación, pues son públicos. Todo el que tenga un
ápice de decencia, comprenderá que el bloqueo plantea a Cuba una presión
extraordinaria para garantizar los insumos materiales y los equipos que
sostienen el sistema de salud pública y las condiciones específicas para
enfrentar esta pandemia.
Un ejemplo reciente fue el de un cargamento de
ayuda procedente de China que no pudo trasladarse a Cuba porque la empresa
transportista alegó que el bloqueo económico de los Estados Unidos se lo
impedía. Frente a él, altos funcionarios del Departamento de Estado han tenido
la desvergüenza de declarar que los Estados Unidos sí exportan a Cuba tanto
medicinas como equipos médicos. No son
capaces, sin embargo, de respaldar esas falsedades con un solo ejemplo de
alguna transacción comercial entre los dos países.
Es sabido y está más que fundamentado que el
bloqueo económico es el principal obstáculo para el desarrollo de Cuba, para la
prosperidad del país y para el bienestar de los cubanos. Esa dura realidad, que
se debe única y exclusivamente a la empecinada y agresiva conducta del gobierno
de los Estados Unidos, no nos impide ofrecer nuestra ayuda solidaria. No la
negamos a nadie, ni siquiera a ese país que tanto daño nos provoca, si fuera el
caso.
Cuba tiene el convencimiento de que el momento
reclama cooperación y solidaridad. Sostiene que un esfuerzo internacional y
políticamente desprejuiciado para desarrollar y compartir la investigación
científica y para intercambiar las experiencias de diversos países en la labor
preventiva, la protección de los más vulnerables y las prácticas de conducta
social, ayudará a acortar la duración de la pandemia y a reducir el ritmo de
las pérdidas de vidas. Cree firmemente que el papel y el liderazgo de las
Naciones Unidas y de la Organización Mundial de la Salud son imprescindibles.
La expansión viral se detendrá eventualmente,
más rápido y con menos costo, si actuamos de conjunto.
Quedará entonces la crisis económica y social
que viene provocando a su paso y cuyas dimensiones nadie es capaz de vaticinar
con certeza.
No puede esperarse a ese momento para aunar
voluntades en aras de superar los grandes problemas y amenazas que
encontraremos y responder a los que arrastramos desde antes que la pandemia
comenzara a cobrar las primeras vidas.
Si no se garantiza para los países en
desarrollo el acceso a la tecnología que suele concentrarse en los países más
industrializados, incluyendo especialmente en el ámbito de la salud, y si estos
no se disponen a compartir sin restricciones y egoísmos los avances de la
ciencia y sus productos, la inmensa mayoría de la población del planeta quedará
tan o más expuesta que hoy, en un mundo cada vez más interconectado.
Si no se eliminan las medidas económicas coercitivas
motivadas por razones políticas contra países en desarrollo y si a estos no se
les exonera la agobiante e impagable deuda externa y se les libra del tutelaje
despiadado de las organizaciones financieras internacionales, no se podrá
confiar en la ilusión de que habrá una mejor capacidad de respuesta a las
desigualdades económicas y sociales que, aun sin pandemia, matan cada año a
millones, sin discriminar niños, mujeres o ancianos.
La amenaza a la paz y la seguridad
internacional es real y las agresiones constantes contra determinados países la
agravan.
Es muy difícil esperar que el fin eventual de
la pandemia conducirá a un mundo más justo, más seguro y más decente si la
comunidad internacional, representada por los gobiernos de cada país, no se apresura
desde ahora a conciliar y adoptar decisiones que hasta el momento han
demostrado ser tercamente evasivas.
Quedará también la incertidumbre sobre cuán
preparada estará la Humanidad para la próxima pandemia.
Aún es tiempo de actuar y de movilizar la
voluntad de los que hoy tienen la responsabilidad de hacerlo. Si se deja para las futuras generaciones,
podrá ser demasiado tarde.
La Habana, 16 de abril de 2020
Prioridades
en la agenda del Gobierno cubano, más allá de la covid-19
En medio del actual escenario que ha impuesto
la covid-19 en el país, el Presidente de la República y el Primer Ministro
encabezaron en la mañana de este jueves un encuentro de trabajo, a través de
videoconferencia, con los gobernadores, vicegobernadores y el intendente del
municipio especial Isla de la Juventud
Autor: Yaima Puig Meneses | internet@granma.cu
17 de abril de 2020 00:04:00
Díaz-Canel precisó que en los próximos días
será imprescindible trabajar cada vez con más rigor, precisión, exigencia,
disciplina, entrega, sacrificio y detalle. Foto: Estudios Revolución
Díaz-Canel precisó que en los próximos días
será imprescindible trabajar cada vez con más rigor, precisión, exigencia,
disciplina, entrega, sacrificio y detalle. Foto: Estudios Revolución
En medio del actual escenario que ha impuesto
la covid-19 en el país, el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel
Bermúdez, y el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, encabezaron en la mañana
de este jueves un encuentro de trabajo, a través de videoconferencia, con los
gobernadores, vicegobernadores y el intendente del municipio especial Isla de
la Juventud; donde se evaluaron temas de vital trascendencia para la vida
económica y social de la nación, con especial seguimiento a las acciones y
medidas para prevenir y enfrentar el nuevo coronavirus.
Como primer punto de la reunión, en la cual
también participaron el vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa;
el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo
Hernández; así como viceprimeros ministros y titulares de varios sectores, se
analizó el cumplimiento de los planes integrales de enfrentamiento a las
ilegalidades de carácter urbanístico al cierre de 2019 por parte de las administraciones
locales del Poder Popular provinciales y municipales, donde La Habana tiene el
mayor inventario.
Al referirse a la erradicación de nuevas
ilegalidades detectadas durante el pasado año, el presidente del Instituto de
Planificación Física, Samuel Rodiles Planas, detalló que también en este caso
es La Habana la provincia donde se aprecian menores resultados, seguida de
Artemisa, Mayabeque y Pinar del Río. Asociado a ello, ejemplificó con
diferentes lugares donde se continúan construyendo viviendas de manera ilegal,
del tipo «llega y pon», y que no son enfrentadas por los gobiernos con la
inmediatez requerida, lo cual genera impunidad.
La viceprimera ministra, Inés María Chapman
Waugh, valoró que la mayor incidencia en el actual escenario está en el movimiento
de personas hacia determinadas zonas donde se están levantando viviendas
improvisadas; un hecho que urge enfrentar de inmediato, pues además de generar
un conjunto de acciones ilegales relacionadas con los servicios básicos a la
población, complejiza el enfrentamiento a la actual situación epidemiológica
que vive el país.
En tal sentido, el primer ministro, Manuel
Marrero Cruz, significó que el análisis de la erradicación de las ilegalidades
no puede ser solo estadístico, se requiere identificar las causas que las
provocan y profundizar en ellas, al tiempo que urge definir la naturaleza de
las ilegalidades que han ido
envejeciendo en el tiempo y no acaban de
solucionarse. Esta batalla –dijo– no solo se gana con la erradicación de las
ilegalidades existentes, sino también con evitar que surjan otras nuevas.
Hace falta más firmeza y combatividad para
enfrentar este problema –insistió– y también denuncia oportuna cuando comiencen
a aparecer los problemas.
Foto: Estudios Revolución
COMERCIO INTERIOR A DEBATE
Otro tema a debate en la videoconferencia fue
el cumplimiento de la circulación mercantil minorista que, según detalló la
ministra del Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, al cierre del mes de
marzo se cumplió al 85,3 %, cifra inferior a igual periodo del año anterior.
Las provincias de Artemisa, Matanzas, Camagüey, La Tunas, Granma, Santiago de
Cuba y Guantánamo se comportan por debajo de esta media, destacó.
Sobre el proceso de perfeccionamiento iniciado
en el comercio y la gastronomía, señaló que se aprecia el trabajo realizado por
los territorios, aunque todavía resulta insuficiente el acompañamiento de las
estructuras provinciales a las municipales.
Sobre este asunto, el viceprimer ministro
Jorge Luis Tapia Fonseca enfatizó en que urge explotar todas las capacidades y
potencialidades de que disponemos en los centros de elaboración, y buscar cómo
ofrecer una mayor oferta de alimentos al pueblo. Asimismo, comentó que se debe
medir la eficiencia de la circulación mercantil a partir de los ingresos en el
banco, al tiempo que sugirió que es el momento de revisar todos los inventarios
ociosos que tenemos.
En cuanto a las medidas de perfeccionamiento,
destacó que requieren de una atención diferenciada por parte de los gobiernos,
con fechas de cumplimiento de las mismas y un cambio de enfoque en la manera en
que se tratan.
Enlazando este tema con la actual situación
del nuevo coronavirus, el Primer Ministro enfatizó en que «las medidas de
aislamiento social que se han aplicado no significan que no se venda; son
medidas asociadas a disminuir la presencia de personas en la calle» y la
indicación es que se mantengan abiertas las instalaciones gastronómicas,
acercando los servicios a las comunidades.
De igual manera, acentuó que se debe
aprovechar el actual contexto que vive el país para garantizar el
perfeccionamiento iniciado en la gastronomía. «Este es el momento para analizar
y trabajar con mayor intencionalidad», apuntó.
Foto: Estudios Revolución
POLÍTICA DE LA VIVIENDA, PRIORIDAD PARA EL
PAÍS
Otro tema debatido durante la jornada de este
jueves fue la marcha de la Política Nacional de la Vivienda al concluir el
primer trimestre del año. Al respecto, la directora general de la Vivienda,
Vivian Rodríguez Salazar, informó que se concluyeron por diferentes vías 9 558
viviendas, lo cual representa el
23 % del plan anual, y la mayor cantidad se
corresponde con los inmuebles edificados por esfuerzo propio.
De manera detallada se evaluaron los temas
relacionados con el otorgamiento y ejecución de subsidios para la construcción
de células básicas habitacionales; la atención a las madres con tres o más
hijos como parte del Programa de la Dinámica Demográfica; la rehabilitación; la
erradicación de pisos de tierra y cuarterías; así como la recuperación de las
afectaciones climatológicas.
Detalló también, Rodríguez Salazar, que en
cuanto a los recursos de balance nacional los reglones más críticos son el
acero, el alambrón y sus derivados, de ahí su insistencia en el empleo de
tecnologías que no dependan de estos materiales y darle prioridad al empleo de
las producciones locales en función de los recursos disponibles.
En cuanto a la fabricación local de
materiales, refirió que existen cinco municipios en el país que no cuentan con
las capacidades para producir los necesarios para edificar una vivienda diaria.
El ministro de la Construcción, René Mesa
Villafaña, destacó que en la adaptación de locales se puede hacer todavía
bastante para incrementar el número de viviendas concluidas y, además,
disminuir el consumo de acero y cemento.
Acerca de este punto el Primer Ministro
subrayó que en medio de la situación actual no ha dejado de ser una prioridad
el programa de la vivienda, todo lo contrario.
De vital consideró el seguimiento y atención
que se concede a este asunto para darle un vuelco a la situación. Los análisis
deben estar concentrados, fundamentalmente –valoró–, en lo que no hemos hecho,
en lo que nos falta por hacer, y de manera autocrítica y objetiva sobre esta
situación.
Foto: Estudios Revolución
PREVENIR Y ENFRENTAR DESDE LA SALUD
Posteriormente, el ministro de Salud Pública,
José Ángel Portal Miranda, actualizó a los participantes sobre la situación de
la covid-19 en el mundo y en Cuba, donde al cierre del miércoles se reportaron
48 nuevos casos, tres fallecidos y 20 altas médicas. Informó sobre los nuevos
eventos de transmisión local que se registran en el país, entre ellos, uno en
un hogar de ancianos de la ciudad de Santa Clara.
En detalle explicó la situación que presenta
cada una de las provincias y el municipio especial Isla de la Juventud, con
cuyas autoridades –dijo– se analizan y discuten diariamente problemas y
vulnerabilidades que pudieran existir.
El viceprimer ministro Roberto Morales Ojeda
insistió en la necesaria percepción de riesgo y la importancia de que se
comprenda el verdadero significado del aislamiento social, pues todavía
permanecen muchas personas en las calles. El creciente número de casos
asintomáticos que en la actualidad se contabilizan incrementa el riesgo de contraer
la enfermedad, reflexionó.
Resaltó la calidad de la pesquisa, un elemento
que consideró hay que trabajar con mucho más rigor; las acciones para
identificar los contactos de pacientes confirmados; así como cumplir con el
principio de que todos los casos que lleguen a los hospitales deben ser
tratados como si padecieran la covid-19, hasta tanto se demuestre que no lo es.
Foto: Estudios Revolución
Asimismo, se refirió al funcionamiento de los
centros dedicados a la vigilancia y el aislamiento epidemiológico, donde debe
cumplirse con los protocolos establecidos. Estos no son albergues –puntualizó–,
son centros donde se debe dar una atención médica constante a quienes se
encuentren ingresados.
Igualmente, llamó la atención sobre la
prioridad que se debe continuar prestando al tema del dengue y al resto de las
arbovirosis, y continuar realizando todas las acciones establecidas para
disminuir los riesgos que puedan ocasionar en la población.
Foto: Estudios Revolución
EN PALABRAS DE DÍAZ-CANEL: «TRABAJAR CON MÁS
DISCIPLINA, ENTREGA Y SACRIFICIO»
Al realizar las conclusiones de la reunión, el
Presidente Díaz-Canel insistió en el desempeño que debe existir desde las
estructuras de Gobierno, tanto en las provincias como en los municipios, en el
enfrentamiento a las ilegalidades, para lograr eliminar y atenuar el efecto
nocivo que este tipo de hechos ocasiona. Asociado a ello, ejemplificó que en la
actualidad, al complejo escenario que vive el país con la covid-19, se añade un
grupo de personas vulnerables que se encuentran en comunidades ilegales.
De lo que estamos viviendo en estos momentos
–dijo– estamos sacando conclusiones de diversos aspectos que, definitivamente,
hay que resolver posterior a la pandemia.
Al referirse al plan de circulación mercantil
minorista, enfatizó en la importancia de seguir combinando su análisis con el
proceso de ordenamiento del sector del comercio y la gastronomía, que no se va
a detener en las condiciones actuales.
Sobre la construcción de viviendas manifestó
que es una de las actividades que no se van a paralizar. Incluso ahora, con más
personas en las casas, acentuó el Jefe de Estado, hay más posibilidades de que
se trabaje más y se puedan adelantar más viviendas, tanto por el sector estatal
como por el de esfuerzo propio.
De inadmisible consideró, además, el hecho de
que haya materiales acumulados que no se estén usando, sobre todo con riesgos
de echarse a perder.
Reflexionó que nos estamos acercando en los
próximos 15 días a la etapa más compleja de la pandemia, por lo que resulta
imprescindible trabajar cada vez con más rigor, precisión, exigencia,
disciplina, entrega, sacrificio y detalle.
Con especial énfasis, comentó la urgencia de
accionar de manera adecuada en el funcionamiento interno de un grupo de
instituciones de la Salud, en los centros donde se reciben personas para
aislamiento, así como en la manera en que se han organizado algunas cosas para
atender a la población vulnerable, y se han facilitado un grupo de servicios a
la población.
El mandatario reiteró que se están creando
nuevas capacidades de terapia intensiva y se trabaja en la selección y
entrenamiento de los equipos médicos que van a trabajar en ellas. En tal
sentido, insistió en la pertinencia de proteger adecuadamente, en todo momento,
al personal de la salud y prepararlos para dominar protocolos y hábitos que
necesariamente tienen que ser incorporados al trabajo.
El Presidente Díaz-Canel reiteró la necesidad
de evitar aglomeraciones, para lo cual
resulta vital la organización de las colas, así como acercar cada vez más los
productos a las comunidades. Subrayó, además, la importancia de perfeccionar el
sistema de mensajería en las farmacias, de manera tal que este servicio
garantice la entrega de los medicamentos a domicilio a las personas
vulnerables.
Acerca de la comunicación social en tiempos de
pandemia, instó a que en los portales web del ciudadano en las provincias se
refleje de forma oportuna y veraz el enfrentamiento al nuevo coronavirus, no
solo a nivel nacional, sino también de manera particular en cada territorio.
«Hoy lo que la gente busca son datos firmes,
confiables, y entonces no puede ser que los portales de los ciudadanos estén
desvinculados de eso. En ellos tiene que haber información de facilitación
social sobre la covid-19», acotó.
Tiene que haber calidad y cantidad de
información sobre el nuevo coronavirus –enfatizó–, sobre los protocolos que se
establecen y las zonas de cuarentena en los territorios. Tampoco deben faltar
precisiones respecto a cómo se traducen en las localidades las medidas
adoptadas por el país, con informaciones precisas que desmientan falsas
noticias.